5 preguntas a un sacerdote católico
Emili Marín tiene 77 años, aunque nadie lo diría al observar la pasión con la que habla. Le esperamos al terminar una misa en la Parroquia del Buen Pastor, los años no han minado su vitalidad, pero sí su vista y necesita ayuda para quitarse la casulla. Mientras, nos explica los años en los que compaginó sacerdocio y periodismo. Emili fue uno de los fundadores y directores de Saó, la primera revista editada en valenciano que hace poco celebró su 40 aniversario. Esa labor comprometida le hizo merecedor en 2016 del reconocimiento como Hijo Adoptivo de la ciudad de Valencia. De la Iglesia de barrio en la que sigue colaborando nos dirigimos a un pequeño restaurante cercano. Allí, frente a un guiso y una copa de buen vino nos da su particular visión sobre la religión católica.
¿Qué función cumple la religión en nuestra sociedad?
Uno de los elementos comunes que tienen todas las religiones es que explican lo que sucede antes de aparecer en el mundo y después de desaparecer del mundo. Mientras estás en el mundo hay otras ciencias que se ocupan de lo que nos sucede a las personas: la política, la economía, la psicología, la sociología, ... Pero la religión se coloca en el antes y en el después, es una transcendencia, en definitiva, de dónde venimos y a dónde vamos.
¿Necesitan las personas esa transcendencia?
Las religiones dan una respuesta a la transcendencia: la transmigración de las religiones orientales, el edén de los musulmanes, el paraíso de los cristianos, ... todos son intentos de explicar que sucede con las personas frente a un sector de la población que dice que no pasa nada, que uno se muere y se ha acabado todo. La
oferta que hacen las religiones es la contraria, es decir, es en ese momento cuando empieza todo, de modo que lo único que importa en la vida es hacer las cosas de manera que después pueda entenderse que eso ha sido motivo de alcanzar un estadio que mejore tu situación aquí.
¿Y sí nos comportamos mal?
Cada religión lo explica de una manera. El cielo cada vez se afina más, de momento ya hemos descartado el limbo, por ejemplo. Hoy en día hay poca gente que crea en el purgatorio, sí hay algunos más que creen en el infierno y le dan distintas explicaciones. Y hay bastante gente que continúa creyendo en el cielo, pero a la hora de identificarlo y de darle contorno, ahí ya nos perdemos. Yo suelo bromear con un amigo obispo sobre eso, le digo “Pepe, ¿cuándo estemos en el cielo sabremos quién ha ganado la liga?”. Pero es verdad, queda la incógnita de qué pasará y esa es la trascendencia en definitiva de la que la gente no se ocupa y deja que la religión le dé la respuesta.
Parece que en los últimos años el número de fieles que acuden a misa ha descendido, ¿cómo cree que podría volver a ser atractivo para ellos el hecho religioso?
Pues es un tema complicado, porque para eso tendría que cambiar tanto la sociedad como el hecho religioso. Que cambie la sociedad quiere decir que salga de esta situación de consumismo, de inmediatez, de grandes almacenes donde todo se vende y todo se compra, a una sociedad más humana, en la cual se tenga una consideración real hacia los pobres, hacia los inmigrantes, hacia los desahuciados, hacia los enfermos. Y que cambie la religión, pues lógicamente tendrá que volver a sus fuentes que son las del Evangelio de Jesús, que es un mundo más fraternal, más sensato y honesto.
¿Esa fraternidad puede ayudar a convivir con otras religiones?
Yo creo que no hay diferentes dioses, creo que hay un solo Dios al cual se le venera, se le sigue, desde la cultura en la que se está instalado. Y que produce lógicamente unos sentimientos, unas costumbres, unos usos religiosos diferentes. Pero, en el fondo, detrás de cada Dios, detrás de cada religión, hay unas constantes que se repiten y que no son de ninguna manera despreciables. Pensar que hay un solo Dios al que se le adora desde la cultura en la que está inscrita esa religión me parece muy pertinente, porque si no tienes que llegar a conclusiones extrañas, ¿están equivocados todos los budistas? ¿todos los musulmanes? ¿todos los protestantes? ¿solamente los católicos tienen la razón? Pues me parece muy complicado hacer esa afirmación.
